Semana 8 – Evento Meteórico del Ordovícico
Cuando un cuerpo atraviesa nuestra atmósfera
terrestre, la fricción, la presión y las reacciones químicas de los gases que
la conforman calientan el objeto y lo hacen encandecer; los fragmentos que logran llegar a la superficie terrestre se conocen como
meteoritos. Hay dos tipos de meteoritos en la Tierra: las sideritas, formados
principalmente de hierro, y las condritas, que son meteoritos no metálicos. Las
condritas son fragmentos de asteroides, cuerpos celestes que se formaron
durante los orígenes del Sistema Solar como producto de la acreción de
minerales que antecede a la formación de un planeta; es decir, los asteroides no
alcanzaron la masa crítica para formar un planeta.
Las condritas representan el 85% de los
meteoritos descubiertos en la superficie terrestre, y dado su origen, son cruciales
para entender el origen del Sistema Solar. De acuerdo con la composición química, existen tres grupos de condritas: condritas H (con un contenido de entre
25 y 30% de hierro puro, y 15-19% e una aleación de níquel-hierro), condritas L
(compuestos de olivino, feldespato y un 4-10% de aleación de níquel-hierro) y
condritas LL (con un 19-22% de hierro y 26-32% de olivino). Estas composiciones
constantes sugieren que estos meteoritos son los restos de tres asteroides
distintos.
En las condritas L se tienen evidencias de impacto, por lo que se ha hipotetizado que hace 470 millones de años dos asteroides colisionaron y desprendieron fragmentos que salieron propulsados fuera del cinturón de asteroides. Hasta ahora, uno de los candidatos a ser la fuente de las condritas L es el asteroide 8 Flora, de 146 kilómetros de diámetro, uno de los asteroides más grandes del anillo interior del Cinturón de Asteroides y descubierto el 18 de octubre de 1847. La colisión entre el cuerpo parental de condrita L y otro asteroide se ha estimado como la más grande hasta ahora.