El HMS Erebus y el HMS Terror en la Antártica, por James Wilson Carmichael (1847) Dominio Público. Actualmente en exhibición en el Museo Marítimo Nacional en Greenwich, Londres. El cuadro también ilustra algunos animales que la Expedición Ross descubrió entre 1839 y 1843, entre ellos unos pingüinos Adélie (Pygoscelis adeliae) y una foca de Ross (Ommatophoca rossii). |
La Leyenda de la Tierra Austral
Los casquetes de hielo que cubren la Antártida se volvieron permanentes hacia mediados del Eoceno (hace 37 millones de años) y el contienente se desconectó de América del Sur hacia el Mioceno (hace 23 millones de años), cuando se formó el paso marítimo conocido como Mar de Hoces o el Paso de Drake. La Antártida permaneció aislada de cualquier otro continente durante el resto del Cenozoico. Los dos nombres de esta porción de mar que separa el Cabo de Hornos, en Chile, de las Islas Shetland del Sur (en la Antártida) son un reflejo de la complicada historia de exploración y descubrimiento sobre la Antártida, el único continente que nunca fue poblado por seres humanos. Las primeras evidencias que los europeos tendrían sobre la Antártida llegaron hasta 1820, cuando la expedición de los rusos Fabian Gottlieb von Bellingshausen y Mikhail Lazarev avistó la Costa de la Princesa Marta de la Antártida el 27 de enero; tres días después, el 30 de enero, una expedición británica liderada por el irlandés Edward Bransfield avistó la Península Trinidad.