domingo, 28 de agosto de 2016

La proteína que salvó a la fotosíntesis

Cianobacteria filamentosa Lyngbya del orden Oscillatoriales colectada en Baja California, México

Hubo un tiempo en el que, durante millones y millones de años, la vida en la Tierra se compuso únicamente de bacterias y arqueas, seres unicelulares sin núcleo que suelen englobarse en el nombre «procariontes». Todas las formas de metabolismo posible fueron desarrolladas por estos organismos en su búsqueda de adaptarse a nuevos nichos. La fotosíntesis surgió en este tiempo, pero era una fotosíntesis diferente a la actual; se le denomina fotosíntesis anoxigénica porque surgió en un mundo donde el oxígeno no formaba ni siquiera  el 1% de la atmósfera terrestre.

Todo ese oxígeno que respiramos diariamente en la atmósfera no estuvo siempre ahí. Hace más de 3.5 mil millones de años, la atmósfera terrestre se componía principalmente de metano, nitrógeno y dióxido de carbono. Los primeros organismos unicelulares, bacterias y arqueas, que surgieron en este mundo consumían nutrientes disueltos en los océanos o utilizaban minerales de la corteza para producir su propia energía.