domingo, 26 de abril de 2015

Micropaleontología: una historia rescatada del fuego

N. B. La siguiente entrada sufrirá modificaciones posteriores conforme encuentre más información.



Las fundaciones en las que majestuosamente se edifica y se soporta la ciencia geológica moderna son hasta cierto sentido poco seguras, aunque fácilmente serán hechas seguras.
Un descubrimiento, y uno, también, de una naturaleza muy simple, ha sido realizado recientemente, lo que inevitablemente trae una revolución en nuestras ideas en lo que concierne a la naturaleza y el origen de buena parte de la corteza planetaria, y modificará incluso nuestras concepciones de la revolución cósmica. El descubrimiento referido es sobre el origen orgánico de las rocas y meteoritos.
Randolph Kirkpatrick (1912) "The Nummulosphere: An 
Account on the Organic Origin of so-called Igneous Rocks 
and of Abyssal Red Clays"

Así comenzaba la introducción a una de las hipótesis más ingeniosas sobre el origen de las rocas: todas se formaban por la acumulación de numulites. En una entrada pasada se hablaba sobre los numulites, fósiles de unas criaturas unicelulares que se encuentran formando grandes depósitos en canteras de todo el mundo. Los foraminíferos cautivaron y ocuparon las mentes de varios paleontólogos durante los siglos XIX y XX, y ahora en el siglo XXI tienen un papel central en el estudio de paleoambientes y edades. Si bien Herodoto fue el primero en dar cuenta de los numulites, la primera persona en estudiarlos y reconocer su importancia fue alguien completamente ajeno a la paleontología y a la geología modernas.


En la región de la Toscana, en Italia, el recién nombrado Abad Ambrogio Maria Soldani (1736-1808), con vocación de naturalista en el Monasterio Santa Mustiola en Siena, se encontraba recolectando muestras de roca con un contenido muy interesante. Las rocas parecían estar compuestas de pequeñas partículas de tamaño y forma homogéneos, por lo que decidió llevarlas al monasterio para estudiarlas de cerca.

Al observarlas detenidamente, Ambrogio se percató de que las partículas eran pequeñas conchas que se parecían a los amonitas que se encontraban en las rocas de sedimentos marinos. Aquel año era 1776, Italia se encontraba gobernada por la dinastía de los Habsburgo de Austria, y fue el comienzo del estudio de estas pequeñísimas criaturas que Ambrogio. Sus estudios le permitieron, cuatro años más tarde, convertirse en profesor de teología, filosofía, química e historia natural, momento en que también publicó su primera obra: Saggio Orittographico, donde realiza una descripción detallada de todos los hallazgos fósiles realizados en la Toscana. El detalle de la obra le ganó una posición privilegiada en las cortes y sus demás contemporáneos. El Conde de Toscana, Pietro Leopoldo, nominó a Soldani como "profesor de matemáticas de la Universidad de Siena", una de las posiciones más importantes dentro de la universidad italiana.

Soldani amplió su área de estudio a otras regiones de Italia, a Austria y a Alemania, con la intención de continuar su primer estudio. Esto requeriría de más dinero, que obtuvo prestado, y mano de obra que provenía de un peón. Testegraphie ac Zoophytographie parvae et microscopique fue su segunda obra (1789-1798), donde resumió 27 años de trabajo de observación y recolección. Fue también la primera vez que vieron la luz las imágenes de foraminíferos. 

Al establecer que estas conchas parecían en forma y diversidad a los amonites, concluyó que la presencia de formaníferos era una evidencia de un mar primitivo que se extendía hacia el interior de Europa. Soldani fue más allá al proponer que al estudiar estos organismos extintos podría ser capaz de determinar el ambiente en el que habían vivido si se comparaban con los organismos vivos.

Sin embargo, las concepciones que se tenían sobre la Tierra no coincidían con tales suposiciones, por lo que este segundo trabajo terminó pasando sin pena ni gloria. Adicionalmente, muchas de sus ideas fueron malinterpretadas y de ese modo Soldani terminó decepcionado de sus hallazgos.

Tal fue su decepción, que los libros que imprimió los quemó y dio sus láminas de metal que utilizó paras las impresiones a un reparador de ollas. Afortunadamente, no logró destruir todas las copias de su obra y es así que se ha preservado su tratado para el siglo siguiente, cuando d'Orbigny volvería a mirar a estos pequeños protozoarios.

Soldani fue sin duda un geólogo del siglo siguiente en la época equivocada. Después de ese trabajo se dedicó nuevamente a la geología y la paleontología de Italia, incluso estudió los meteoritos, a los que reconoció con un posible origen extraterrestre. Soldani murió con una reputación destruida por sus ideas adelantadas a su tiempo, sin embargo, aunque la justicia histórica llegue tarde, actualmente es considerado como el padre de la Micropaleontología, el estudio sistemático de los microfósiles.

Portada de la revista de la Paleontology Society dedicada a
Soldani en su segundo bicentenario luctuoso. Las imágenes
fueron extraídas de Testegraphie...
Contraportada, que compara las conchas de varios
 caracoles (abajo), con foraminíferos (primeros tres) y un
oogonio de alga calcárea.
Referencias

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