Fósil de Opabinia regalis del Esquisto de Burgess, en la colección del Smithsonian en Washington, D.C., Estados Unidos. Dominio público. |
Parece irónico que lo que siguió a la gran explosión del Cámbrico haya sido una serie de extinciones, pero la extinción es un concepto del que sabemos relativamente poco en comparación con otros procesos, como la especiación. En el año 2014 se publicó el libro “La Sexta Extinción: una historia no natural” de Elizabeth Kolbert, periodista estadunidense, y el término saltó de la paleontología a la cotidianeidad.
Sabemos que la extinción es un proceso continuo aún si no tiene una tasa constante, pero no entendemos qué la gobierna. A esta extinción continua la llamamos extinción
de fondo, y a pesar de su nombre, no es constante a través del registro
geológico para todas las especies. Por ejemplo, podemos estimar que la
extinción de fondo de las aves es que 1 especie se extinga
cada 400 años, mientras que para mamíferos es cerca de 1 especie extinta cada
200. Durante el Cámbrico tenemos que cerca del 40% de las especies se
extinguían entre época y época, por lo que la extinción de fondo era muy alta
en comparación a la de hoy. Sin embargo, en el registro fósil encontramos evidencia de
picos de extinción que claramente sobrepasan la extinción de fondo, las extinciones
en masa.
Por ejemplo, en el último siglo hemos
perdido 89 especies de mamíferos. La tasa de extinción que vemos de cara la
extinción del 'Antropoceno' le hubiera tomado entre 2,000 y 10,000 años a la
extinción de fondo actual. Por esa razón decimos que los humanos hemos causado ya una
extinción en masa.