Tyrannosaurus rex con tres dedos atacando a un Stegosaurus en la película Fantasía. |
En la película de Fantasía, de Disney, hay un segmento en el que se cuenta la historia de la vida a través de las eras geológicas al son de El Rito de la Primavera, de Igor Stravinsky. El Rito de la Primavera es un ballet estrenado el 29 de mayo de 1913, y una de las opiniones más acertadas sobre la obra puede haber sido la de Léon Vallas, un musicólogo francés que asistió a la première de la obra en París. Vallas había dicho que la composición estaba adelantada 30 años a su época, algo que podría oírse hasta la década de 1940. Por coincidencia El Rito de la Primavera sería llevado al cine por Walt Disney en 1940, mostrando el origen de la historia de la vida en la Tierra y culminando con la extinción de los dinosaurios.
El segmento de El Rito de la Primavera dentro de la película Fantasía fue asesorado por varios expertos, de ahí que tenga una gran precisión científica acorde a lo que se sabía en aquella época. La asesoría provino de Roy Chapman Andrews, director del Museo Americano de Historia Natural, del biólogo inglés Julian Huxley, del paleontólogo Barnum Brown y del astrónomo Edwin Hubble. Inicialmente, se había planeado que la secuencia recorriera todas las eras geológicas, terminando con la manipulación del fuego por parte de los humanos, pero al final, el estudio decidió terminar la secuencia con la extinción de los dinosaurios para evitar problemas con los creacionistas. El segmento es, al final, un resumen de la paleontología de la primera mitad del siglo XX, dejando la secuencia temporal de las especies fósiles con bastante licencia creativa.
Primera restauración de Tyrannosaurus rex publicada en 1905 por William D. Matthew (holotipo CM 9380). |
La película encierra muchas de las ideas que se postularon durante esta primera mitad del siglo XX y que serían desterradas de la literatura científica en los años siguientes; sin embargo, su destierro de la academia no significaría un destierro del imaginario popular sino hasta la llegada de Jurassic Park a finales del siglo pasado. Un curso de historia de la paleobiología de dinosaurios podría darse mostrando el antes y el después con estas dos películas. De Fantasía resaltan dos de esas ideas ahora obsoletas: que los saurópodos, o dinosaurios de cuello largo, pasaban parte de su vida en un medio acuático para soportar sus pesos, y los tres dedos del Tyrannosaurus rex que ataca a un Stegosaurus.
Resalta particularmente la presencia de tres dedos en el Tyrannosaurus en vez de dos porque el asesor paleontológico, Barnum Brown, fue quien descubrió los primeros restos de Tyrannosaurus rex ¿Por qué un asesor científico contratado para dar precisión a una película accedería a dejar al dinosaurio que descubrió con tres en lugar de dos dedos? ¿Por qué la característica distintiva de este animal sería cambiada de esa manera? La respuesta sencilla es que Walt Disney prefirió la reconstrucción con tres dedos en lugar de la versión con dos. Para aquel momento era casi un hecho que el T. rex, establecido en Hollywood como un ícono de la prehistoria, tenía que aparecer en Fantasía. En aquel entonces existían dos reconstrucciones de este dinosaurio: una con tres y otra con dos dedos. La reconstrucción con dos dedos era la que los paleontólogos aceptaban como la nueva norma, pero a Disney le pareció que la reconstrucción con tres dedos era más atemorizante.
La decisión de los tres dedos del Tyrannosaurus provino precisamente de que los paleontólogos creyeron en un comienzo que el dinosaurio tenía tres dedos en la mano. En 1900, Brown encontró el primer esqueleto parcial de T. rex en el este de Wyoming, y dos años después encontraría un esqueleto más completo en la Formación Hell Creek de Montana. En 1905, el paleontólogo estadunidense Henry Fairfield Osborn nombró la familia Tyrannosauridae, donde describió tres especies: Albertosaurus sarcophagus (“Reptil de Alberta come carne”), Tyrannosaurus rex (“Reptil tirano rey”) y Dynamosaurus imperiosus (“Reptil fuerte imperial”). Pero ninguno de estos especímenes descritos tenía evidencias de los brazos. Así que, durante esta década de hallazgos, los paleontólogos tuvieron que recurrir a una herramienta para interpretar la posible forma de los brazos: la anatomía comparada.
La anatomía comparada es una ciencia tan antigua como el estudio de la vida: se trata de comparar las características físicas entre los organismos. Esta ciencia consiste en establecer qué elementos de la anatomía de un organismo son similares en otro. Los primeros estudios de este tipo comparaban a los animales con esqueletos internos (vertebrados), al encontrar que en general todos los vertebrados tenían un patrón similar en cuanto a la organización de su esqueleto: un cráneo, una columna vertebral con costillas, extremidades superiores con hombros, extremidades inferiores con caderas. Las extremidades de los vertebrados también se organizaban de manera semejante, por ejemplo: había un hueso (humero) articulado a otros dos huesos (radio y ulna), que a su vez se articulaban con un conjunto de huesos más pequeños (carpos y metacarpos) a los que se articulaban los dígitos (falanges). Así es como las ideas de la evolución comenzaron a ganar fuerza, pues de qué otra forma se podían explicar estos patrones sino era suponiendo que todos los vertebrados tenían un ancestro común. La paleontología se convertiría en la principal fuente de información de esta nueva hipótesis: en el registro fósil se podían encontrar formas que presentaban características intermedias entre otros organismos.
En el Museo Americano de Historia Natural se habían realizado comparaciones de los especímenes de tiranosáuridos con un dinosaurio carnívoro similar, el Allosaurus fragilis. La evidencia fósil de Allosaurus indicaba que los brazos de este dinosaurio eran relativamente cortos y poseían tres dedos; con la suposición de que el Tyrannosaurus, un animal del Cretácico, provenía del mismo grupo que el Allosaurus, un dinosaurio del Jurásico, las primeras reconstrucciones de tiranosáuridos los representarían con tres dedos.
Sería hasta el año 1914 que el paleontólogo canadiense Lawrence Lambe describiría un dinosaurio similar a los tiranosáuridos de Brown y Osborn, al que llamó Gorgosaurus libratus. Interesantemente, Gorgosaurus tenía un brazo preservado con solamente dos dedos, una característica nueva dentro del grupo de los dinosaurios. En 1916, Osborn escribía que era probable que los tiranosáuridos descritos hasta ese momento tuvieran todos brazos con dos dedos. Esta suposición es algo que Osborn realizó utilizando la anatomía comparada: si Albertosaurus, Tyrannosaurus y Gorgosaurus tienen características anatómicas semejantes, es plausible asumir que también los brazos eran semejantes. Esta condición y otras características anatómicas llevarían a sugerir que los tiranosáuridos estaban emparentados con otros dinosaurios carnívoros de tamaño más pequeño, los celurosaurios, y no necesariamente con Allosaurus o Megalosaurus. Así, la idea de los tres dedos perdió fuerza.
Con el tiempo, nuevos tiranosáuridos eran descubiertos en Canadá y Mongolia con esqueletos más completos, incluidos los brazos con dos dedos. Esto daba cada vez más respaldo a la idea de que Tyrannosaurus rex debería tener dos dedos en vez de tres, y las nuevas reconstrucciones de este dinosaurio terminaron perdiendo un dedo.
Para 1939, cuando la película Fantasía ya estaba siendo preparada, los paleontólogos estaban convencidos de que Tyrannosaurus rex debería de haber tenido dos dedos. Sin embargo, esta idea no dejaba de ser una hipótesis: Tyrannosaurus era el único tiranosáurido del que no se conocían sus brazos. Si bien la evidencia indicaba que existía una gran probabilidad de que tuviera dos, no dejaba de ser una hipótesis. La hipótesis se caía fácilmente si alguien en algún lado encontraba un esqueleto Tyrannosaurus con tres dedos en la mano. Para el tiempo de Fantasia, la idea de un T. rex con tres dedos era poco probable, pero no menos posible que uno con dos, así que cuando Disney decidió ponerle tres dedos, no había un espécimen para poder demostrarle que estaba en un error.
¿Por qué recurrimos en paleontología a la anatomía comparada, entonces? Pues porque la historia del Tyrannosaurus rex se suma a la larga lista de veces que este método nos ha demostrado su capacidad predictiva. En el año 1989 se encontró el primer esqueleto completo de Tyrannosaurus rex, el espécimen MOR 555. Y tal como lo predijeron Brown, Osborn, Lambe, entre otros, su brazo tenía dos dígitos.
Charles Knight, un artista estadunidense, fue uno de los pioneros en lo que hoy conocemos como paleo-arte, que es la reconstrucción de los ecosistemas del pasado utilizando como fuente de inspiración el consenso científico del momento. Los trabajos de Knight se hicieron bastante populares, y es posible encontrar muchos de sus murales decorando varios museos de historia natural de Estados Unidos, como el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, donde trabajó inicialmente, el Museo Field, en Chicago, o el Museo Peabody de Yale, en New Haven. Muchas de las escenas con T. rex lo representan con tres dedos, además de con su comportamiento agresivo atacando Triceratops, por ejemplo.
El camino a la fama de T. rex puede rastrearse hacia finales de 1905, cuando el New York Times reportó su descubrimiento utilizando expresiones como “el más formidable animal de batalla del que se tenga algún registro”, “el rey de todos los reyes de la vida animal”, “el adalid absoluto de la Tierra” y “el comedor de hombres real de la jungla”. Este pequeño ímpetu pudo haber comenzado una tendencia que llegaría al cine con las películas de ciencia ficción. Las obras de Knight sirvieron de inspiración para muchos otros cineastas, y en varias escenas aparece el Tyrannosaurus rex con tres dedos. La adaptación al cine de la obra de Arthur Conan Doyle, El Mundo Perdido, realizada en 1925, también utilizó el trabajo de Knight como base para la reconstrucción de los animales prehistóricos: nuevamente aparece el Tyrannosaurus rex con tres dedos. La película de King Kong de 1933 utilizó una de las representaciones de Knight para crear su modelo de T. rex para la escena en que peleaba contra King Kong. Como mencioné antes: para el tiempo de hacer Fantasía, no había de otra más que incluir al T. rex. Y su aparición en Fantasía a lado de la obra maestra de Stravinski consolidaría a este dinosaurio como el ícono que es hoy; las representaciones siguientes en cine, televisión y otros medios oscilarían entre T. rex con manos tri- y didáctilas.
Mural en el Museo Field de Historia Natural, Chicago, mostrando un Tyrannosaurus rex atacando a un Triceratops. Ésta es tal vez la escena más famosa de una confrontación entre dinosaurios. |
Su presencia en la cultura pop garantizó que apareciera como protagonista en la novela de Parque Jurásico de Michael Crichton, publicada en 1990. Para este momento, era un hecho bien establecido que el T. rex era didáctilo, por lo que, al ser adaptada al cine en 1993, la idea del T. rex tridáctilo sería finalmente desterrada de la cultura pop.
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